¿SE ESTÁ SOBREVALORANDO LA OPINIÓN DEL MENOR EN LOS DIVORCIOS?
La importancia de las manifestaciones del menor en el procedimiento de familia cuando se está tratando acerca del régimen a adoptar, o las medidas que se han de aprobar, es absolutamente crucial.
Escuchar al menor o darle audiencia, no significa que su opinión vaya a coincidir necesariamente con la decisión que tome el juez. Pero lo cierto es que si el menor manifiesta ante el Juez, por ejemplo, que no desea un régimen de custodia compartida (haya recibido o no presión por parte de uno de sus padres), las posibilidades de que el Juez la acuerde se reducen drásticamente.
Esta circunstancia hace que cada vez haya más padres que se lamenten de esta situación, bajo el sólido argumento de que no acuden al Juzgado y a un procedimiento contencioso para que decida su hijo, sino para que lo haga un Juez.
Resulta cómodo para el Juzgador, qué duda cabe, apoyarse en la opinión del niño para justificar su decisión, pero resulta imprescindible que dicha opinión sea solamente un factor más a tener en cuenta.
En primer lugar, no olvidemos que si un adolescente de, pongamos, trece años, no está preparado para decidir sobre decisiones que corresponden a los adultos, no debería resultar crucial cuando se trata de decisiones que atañen al Juez.
Por otra parte, esta prevención debe ser tomada con mayor motivo en aquellos casos, cada vez más habituales, en los que la opinión del menor dista mucho de ser libre y espontánea. Resulta sonrojante escuchar a un menor lanzar respuestas claramente dirigidas por uno de los progenitores, pero ello en muchas ocasiones resulta sumamente efectivo. Ningún reproche suele recibir el progenitor manipulador. Lo habitual es que en el mejor de los casos simplemente no se tengan en cuenta las respuestas manipuladas.
Resulta indiscutible que si los padres no han conseguido ponerse de acuerdo, debe ser el Juez el que ha de decidir, de forma imparcial, calmada, responsable. La influencia del menor en su decisión no debería ser mayor que la de un factor más a tener en cuenta, especialmente si como suele ser habitual, el menor viene de un sistema en el que pasa mucho más tiempo con uno de los padres, con toda la influencia que sobre él puede causar esta circunstancia.
